En la actualidad, gracias a la tecnología la superficie terrestre es conocida con un gran nivel de precisión y detalle. Pero antes de que el mundo hubiera sido explorado a fondo y los medios técnicos proporcionaran datos precisos, el trabajo de los cartógrafos dependía de las informaciones que recibían de exploradores y navegantes, los cuales en muchas ocasiones proporcionaban datos confusos y equivocados. Además, para completar zonas extensas en los mapas que aún no habían sido exploradas los cartógrafos hacían uso de su experiencia, lógica y creencias. Como es de esperar, el resultado era frecuentemente erróneo e inexacto. Algunos de los de mapas con los errores más sorprendentes son los siguientes:
El mapa del Ártico por Gerardus Mercator.
El ártico es un territorio hostil y difícil de explorar. Sin embargo, la escasez de fuentes de información no supuso un problema para Gerardus Mercator, autor de la proyección Mercator, utilizada habitualmente en cartografía para la elaboración en 1595 de un mapa del Ártico. En la realización del mapa Mercator tomó por cierta la idea difundida por el libro medieval “Inventio Fortunata“ en la que el Polo Norte existía una gran isla magnética que era la causante de que las brújulas apuntarán al norte.
Australia fue uno de los últimos territorios descubiertos y colonizados por los europeos. El desconocimiento del territorio sumado a las ganas de motivar la exploración interior llevó a Tomas J.Maslen en 1830 a incluir en el libro “The Friend of Australia” un mapa de Australia donde aparece en el centro de la isla un gran río interior rodeado de valles fértiles. Sin embargo, en la realidad el área está ocupada por la mayor superficie de dunas de arena del mundo.
Es de esperar que el primer mapa impreso de América contenga errores, pero destaca uno particularmente. Sebastian Müster tomó por cierta la información del explorador Italiano Giovanni da Verrazzano que afirmaba que existía una estrecha franja de tierra en Norte de América desde la cual era posible ver simultáneamente el Océano Pacifico y el Atlántico. Müster representó está información creando el territorio de “Franscisca” al norte y unido al resto de América por una delgada franja de tierra. Realmente Giovanni estuvo navegando por los Outer Banks que son una delgada barra de islas frente al estado de Carolina del Norte. El error se transmitió durante bastante tiempo, apareciendo en algunos mapas franceses de 1750.
La isla de California por Johannes Vingboons.
No es extraño que los primeros exploradores europeos pudieran tener la idea que California pudiera ser una isla, ya que la Baja California es una estrecha y larga península. Sin embargo, pronto se confirmó que California estaba unida al resto del continente, apareciendo en los mapas del Siglo XVI representada con una forma parecida a la real. No está claro donde surge el error, pero a partir de 1622 se comienza a elaborar cartografía en la que aparece la Isla de California, el mapa de realizado por Johannes Vingboons (imagen inferior) es uno de los más conocidos. La idea se mantuvo durante los siglos XVII y XVIII y estuvo sustentada por la creencia de la existencia del estrecho de Anián, un supuesto estrecho que permita conectar el Pacífico con el golfo de San Lorenzo. No fue hasta 1747 y ante las evidencias que el rey Fernando VI declaró oficialmente que “California no es una isla”.
El mapa realizado por Nicolas Desliens en 1566 contiene un extenso continente, en la esquina superior izquierda, con el nombre de “Java la Grande”. En la elaboración del mapa, Nicolas Desliens mezcló los últimos conocimientos cartográficos de la época, ideas de los geógrafos de la antigüedad, que tenían la creencia que debía haber una masa de tierra en el hemisferio Sur proporcional al hemisferio Norte para poder equilibrar la tierra, y el conocimiento proporcionado por los exploradores medievales como Marco Polo, que mencionó la existencia de “Java la Grande”, la isla más grande del mundo, situada junto a Java Menor, la actual Sumatra.
Preste Juan, Abraham Ortelius, 1573.
Fuente: Mistaken Maps.
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