En este post volvemos a traeros una interesante investigación arqueológica realizado apoyada en SIG: “Estudio de patrones espaciales y de reconstrucción paisajística mediante el uso de SIG.”
En él los investigadores José Miguel Edeso-Fito y José Antonio Mujika-Alustiza llevan a cabo la reconstrucción paisajística del entorno de la cueva Praileaitz (Guipúzcoa, Euskadi) para el Pleistoceno final y el Holoceno. También realizan una modelización mediante SIG para predecir las rutas óptimas entre los diferentes yacimientos que pudieron utilizar los grupos humanos de finales del Pleistoceno y principios del Holoceno. Estos grupos humanos se tuvieron que adaptar a drásticos cambios climáticos y en consecuencia, en el ecosistema.
Localización de los principales yacimientos prehistóricos existentes en la zona Deba.
Para la realización de la primera parte del estudio (la reconstrucción paisajística) los autores llevaron a cabo la recopilación de la información referente a los aspectos climáticos, de vegetación y de territorio durante el periodo mencionado.
Durante el Pleistoceno superior o Taratiense el clima frío fue preferentemente dominante, en este piso se produce el último episodio glacial del Pleistoceno, con el último máximo glaciar alrededor en torno a hace 22.000-20.000 (Solutrense) que se plasmó en el avance de los hielos en el hemisferio norte hasta la latitud 40º N y en el retroceso del nivel del mar. Si bien resulta preciso señalar que no es un fenómeno simultáneo a nivel global, produciéndose en la Cordillera Cantábrica unos milenios antes.
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Sin embargo, en el Holoceno el aumento de las temperaturas desembocó en un cambio climático que supuso la sustitución de la vegetación con la reforestación del territorio mediante bosques de hoja caducifolia, de la fauna y la subida del nivel de mar. Esta información queda contrastada gracias a las últimas técnicas de datación (AMS, U/Th, TIMSo) y en los yacimientos del estudio se observa la sustitución de la captación de recursos marinos de ambiente fríos por otros templados.
Uno de los ejes fundamentales del estudio fue la determinación del nivel del mar en diferentes momentos y así como las transgresiones de la línea de costa. Para este fin llevaron a cabo un modelización del fondo marino (hasta 100 metros) a partir de los isobatas proporcionados por el Gobierno Vasco y su posterior transformación en un MDT (modelo digital del terreno) mediante la interpolación IDW utilizando un SIG.
Esta información les permitió cartografiar y elaborar modelos de pendientes y de superficie de la plataforma continental que estaba emergida y que fue anegada en seis impulsos (MWP, melt water pulse, ver tabla 1) separados por periodos donde el nivel del mar se estabilizaba o retrocedía ligeramente. En el último máximo glaciar se estima que el nível de mar descendió entre 120 y 140 metros, lo que supuso que la línea de costa se situará a unos 12 km de distancia de la actual.
A pesar de los avances tecnológicos determinar con precisión la línea de costa en las diferentes pulsiones no les fue posible. Sin embargo pudieron hacer una aproximación a partir de los datos locales, regionales y globales recogidos por Gutiérrez Zugasti (2009).
También mediante los datos batimétricos pudieron observar que existe una ruptura de pendiente entre los -90 y -100 y entre los -70 y los -80, lo que les lleva a plantear que eran acantilados modelados durante el periodo de estabilización del nivel del mar (Solutrense-Magdaleniense Inferior).
El resultado final de esta parte del estudio fue determinar y presentar en cartografía la línea de costa en cada momento cultural.
Mapa de pendientes de la plataforma continental hasta los 100 m. de profundidad (zona de Deba).
Localización de la línea de costa (-100 m.) durante el Solutrense.
Evolución del nivel marino durante el final del Pleistoceno Superior y Holoceno.
Como hemos mencionado al principio del post en la segunda parte del estudio los autores desarrollan el cálculo de rutas óptimas entre diferentes yacimientos, haciendo hincapié en la dificultad que supone la reconstrucción de las posibles rutas ya que la información disponible del entorno es limitada.
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Sin embargo, también es cierto que debió existir contacto entre los diferentes asentamientos, ya que las distancias son reducidas y la cultura material documentada en ellos demuestra la movilidad de los grupos humanos paleolíticos.
Rutas teóricas utilizadas por el hombre prehistórico en distintos momentos del Paleolíticos.
La obtención de las posibles rutas de menor coste la realizaron mediante los algoritmos que incorpora el SIG y que les permitió crear un mapa de fricciones (coste del movimiento) a partir del mapa de pendientes y del coste del desplazamiento en el sentido de la marcha. Descartaron introducir otros factores que influyen en el desplazamiento como la vegetación, ya que predominaban los paisajes abiertos debido a las condiciones climáticas.
Seguidamente también calcularon el tiempo empleado en recorrer dicha ruta asignando a cada tramo su pendiente topográfica, expresada en tantos por ciento, así como el sentido de la misma (ascendente o descendente).
Los datos obtenidos permitieron plantear a los autores las posibles relaciones existentes entre diferentes comunidades humanas, destacando relación entre Praileaitz I y Ermittia debido a su proximidad de 15 minutos.
Además, la escasa presencia en los yacimientos de recursos marinos (moluscos) se explicaría por la distancia existente entre los yacimientos y la línea de costa, que en aquellas fechas estaba a unos 10,5 – 12 km. Pero la exigua presencia de piezas cazadas en los meses con climatología más adversa plantea la posibilidad que las zonas con mayor ocupación y actividad durante la época invernal fueran las zonas anegadas en la actualidad.
Otra característica importante que señalan y que sin duda debió afectar al desplazamiento de los grupos humanos y animales, es la diferente orografía existente alrededor del yacimiento, con fuertes pendientes, menos del 6% de la superficie tiene una pendiente menor del 10%, y la plataforma continental hoy inundada con casi el 90% de la superficie con una pendiente inferior al 5%.
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Lo expuesto lleva a plantear a los autores que durante los meses con climatología más adversa las comunidades humanas vivián en la actual plataforma continental y únicamente se adentraba hacia el interior en los meses con mejor climatología para abastecerse de sílex. También señalan como la cueva de Praileaitz tenía un emplazamiento idóneo al inicio del Tardiglaciar. La línea de costa estaba a 12 km y enfrente se extendía un amplio espacio de escasa pendiente adecuado para el tránsito de los animales y humanos en dirección de este a oeste, e inversa y era un buen punto de partida para acceder al interior a través del valle del Deba. Además, como consecuencia del continuo avance del mar provocó la concentración de yacimientos en actual línea de costa.
Podéis consultar el artículo completo el la pagina 171 del siguiente link.
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