Los paisajes kársticos son sistemas complejos y dinámicos, en los que los elementos que los conforman (rocas, agua, suelo) están estrechamente relacionados, creando un delicado equilibrio en el que cualquier cambio puede generar su deterioro.
Estos espacios, donde se forman abrigos naturales y cuevas, han sido utilizados frecuentemente en el pasado por comunidades humanas como lugares para establecer asentamientos y realizar expresiones artísticas. Es por lo tanto, necesario la elaboración de protocolos que permitan la gestión y la protección de estos delicados espacios que contienen yacimientos arqueológicos.
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