Los mapas son representaciones de la realidad sobre una superficie bidimensional en los que podemos incluir información muy variada de diferentes fenómenos abstractos (por ejemplo, el tipo de provincias del imperio romano: senatorial o imperial) o reales (ubicación de yacimientos, etc…).
Sin embargo, nos dejamos una característica importante en la elaboración de cartografía con fines históricos y arqueológicos, la función temporal. Incluir esta característica nos permite una mejor comprensión de los datos y así analizar de forma adecuada la información contenida en el mapa.
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